miércoles, 15 de febrero de 2017

CÓMO TENER SUERTE

O Cómo ser Afortunado.

Vale la pena imaginar que su vida está en una racha ganadora.

"La Suerte es creer que tienes Suerte" (-Tennessee Williams, A Streetcar Named Desire

SUERTE
Muchos consideran que el éxito financiero en la vida tiene que ver con la buena suerte (buenaventura), y, por el contrario, los problemas con el dinero se pueden explicar con la fantástica mala suerte (desgracia). La edición Nautilus estudió cómo la percepción humana de su propia suerte afecta en su comportamiento. El portal ruso Sravni.ru publicó la traducción del artículo, hecha por la comunidad Newochem.

En 1995, una mujer herida de 35 años llamada Anat Ben-Tov  dió una entrevistada desde su habitación del hospital en Tel Aviv (Israel). Ella, por segunda vez en un año sobrevivió a a su segundo bombardeo en un autobús en menos de 1 año. "O bien yo tengo mala suerte, o bien tengo una suerte increíble. No estoy seguro de ello", dijo a los periodistas.
 Esta historia llamó la atención del psicólogo noruego Karl Halvor Teigen, Ahora profesor Emérito de la Universidad de Oslo (Noruega). Él efectuó un análisis exhaustivo de los periódicos con el intento de explicar lo que la gente consider ser afortunado (con suerte) y desafortunado (sin suerte). A lo largo de los años siguientes, él y otros psicólogos, conjuntamente con algunos economistas y estadísticos, llegaron a la conclusión de que aunque las personas a menudo consideran la suerte (éxito) como un azar (casualidad) o una fuerza (poder) sobrenatural, lo correcto sería considerarla como una interpretación subjetiva.
"A la pregunta: ¿Se considera afortunado  porque le pasaron cosas buenas (o acontecimientos favorables o propicios), o porque los acontecimientos propicios le suceden porque Ud. se considera afortunado?", dice David J. Hand, autor del libro: The Improbability Principle, Profesor Emérito de Matemáticas y profesor superior investigador en el Imperial College de Londres (Reino Unido).

Todos los Problemas son del Cerebro
Los estudios en psicología mostraron que sobre la base de lo que Ud. piensa si es afortunado o desafortunado, sin tener en cuenta la influencia real del éxito en su vida, se puede decir mucho sobre su cosmovisión del mundo, sobre su bienestar e incluso sobre sus funciones cerebrales, Resulta que la creencia en su propia buena suerte es como si fuera un pensamiento mágico, pero no de lo mágico al que corresponden la diosa fortuna o los duendes.Pero, la creencia en la buena suerte puede conllevar al bondadoso ciclo de pensamientos y acciones. La creencia en el éxito va de la mano con la sensación del control, del optimismo y la ansiedad casi notoria. Si Ud. cree en su propia buena suerte y llega a una reunión con una sensación de confianza, relajado y positivo, Ud. se mostrará más atractivo con la persona con quien se va a reunir.

La sensación de sentirse afortunado le puede animar a trabajar más duro y a planificar mejor ( cuidadosamente). Esta puede aumentar su estado de alerta, permitiéndole tomar ventaja de las oportunidades que surgen alrededor de las oportunidades. En el estudio, en el que se comparan a las personas que se consideran afortunadas y desafortunadas, el psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, autor del libro: "The Luck Factor" ("Cómo tener suerte" )(2003), pidió a los sujetos  contar la cantidad de fotos (imágenes) en un periódico.Pero aquí hubo un inconveniente: el escribió la respuesta en la seguna página del periódico: " La gente desafortunada estaba dispuesta a pasar por alto la sugerencia, mientras que la gente afortunada tendía a detectarla", escribe él.
Por otro lado, la sensación del fracaso puede conducir a un círculo vicioso que podría generar resultados desfortunados de las circunstancias. El psicólogo Jhon Maltby, de la Universidad de Leicester, planteó la hipótesis de que las creencias en la mala suerte tiene que ver con la reducción del funcionamiento de ejecución, es decir con la capacidad de planificar, organizar y cumplir con las tareas o metas. En un estudio efectuado en 2013, Maltby y sus colegas encontraron un vínculo entre la creencia en ser desafortunado y las habilidades funcionales de ejecución, por ejemplo, con la capacidad de intercambiarse entre las tareas y el pensamiento creativo. Después, en 2015, él y otros colegas encontraron una actividad eléctrica más elevada, relacionada con el reducido funcionamiento de ejecución en los cerebros de 10 estudiantes, que se consideraban ser muy desafortunados, que los cerebros de 10 estudiantes que se consideraban ser muy afortunados. "Las personas, que creen en su propia suerte, no siempre participaron en algunos de los procesos necesarios para conseguir los resultados positivos", dice Maltby.
'El ofrece un ejemplo sencillo: en el ardor del proceso de la impresión se agota la tinta: "La persona afortunada tendrá un cartucho de repuesto por si acaso, debido a que esto esto ya lo había previsto con antelación. Y cuando se agote el cartucho, dirá: "Oh, yo que si soy un afortunado, porque no hace mucho que adquirí uno de repuesto, esto es fantástico", explica Maltby - "Sin embargo, la persona desafortunada no lo había previsto de antemano, porque no efectúo los procesos de contingencia necesarios, y cuando la tinta del cartucho en la impresora se agote durante la impresión, dirá: "Oh, no tengo mucha suerte".

El círculo vicioso de los desafortunados (perdedores)
Si se establece un círculo vicioso de este tipo, esto empieza a jugar un papel más importante. Los economistas Prowse Victoria y David Gill de la Universidad de Purdue consideran que  las respuestas a la mala suerte podrían incluso explicar parte de la brecha de género que se observa en la fuerza de trabajo. En un experimento de laboratorio usando un juego competitivo que requiere habilidad  y suerte, descubrieron que las mujeres resultaron ser más desalentadas por el fracaso, que los hombres. Tras el fracaso, las mujeres se vieron más dispuestas a reducir la cantidad de los esfuerzos aplicados en la siguiente ronda del juego, incluso si las apuestas eran pocas.
La suerte, a menudo, influye en la carrera, dice Prowse. La vacancia obtenida con éxito puede depender tanto de la cantidad de tiempo que el reclutador lo dedica al estudio del curriculum vitae o hoja de vida, asi como si le gusta el color de la ropa con la que se llega a una entrevista. Las empresas a menudo realizan competencias en las cuales entrenan, por ejemplo, a sus vendedores, unos contra otros. "Incluso una pequeña reduccion de los esfuerzos después de la interacción,en la que la mujer resulta ser desfortunada, podria significar potencialmente la pérdida de la oportunidad de obtener un ascenso y elevarse a un nivel superior, lo que conlleva a una serie de posibles consecuencias", explica Prowse. "Seria arriesgado omitir estas diferencias pequeñas, al sugerir que estas no son capaces de acumularse y llegar a ser significativas".

El factor de la casualidad
 Mientras que las cualidades personales (personalidad) y el género parecen jugar un papel, los acontecimientos aleatorios tambien pueden generar ciclos de suerte o de mala suerte (fracaso). El economista Alan Kirman de la Escuela Superior de Ciencias Sociales de Paris, se dió cuenta que el asunto podria consistir en esto, cuando trabajaba en una oficina con un pequeño número de plazas de aparcamiento disponibles. Un joven de su equipo tenia suerte porque siempre se aparcaba cerca a la oficina, mientras que otros siempre se tenian que aparcar lejos y caminar. Para averiguar la causa, el equipo creó un modelo simple en los marcos de la teoria de los juegos para simular esta situación. Se reveló que si los que deseaban aparcarse rápidamente encontraban lugares de parqueo cerca del lugar del trabajo, al dia siguiente, buscaban lugares de parqueo en un pequeño radio desde el lugar de ayer.  Y si no se lograban encontrar lugares rápidamente, ellos empezaban a aumentar el radio de la búsqueda. Adivine, ¿quiénes tenian la racha de la buena suerte, cuando  se trataba de la búsqueda de los lugares de parqueo cerca de su trabajo? Los que realmente los buscaban.
Al menos, en las simulaciones, los que deseaban aparcarse rápidamente se clasificaron en dos grupos de afortunados y desafortunados, sin tener en cuenta las caracteristicas personales o de género, dice Kirman. Esto significa que un ciclo de buena o mala suerte puede sucederle a cualquier persona sin su conocimiento consciente. También significa que si suponemos que la vida, es un juego de suma cero, asi como el aparcamiento, nuestro ciclo de mala suerte podría  estar facilitando  el ciclo de buena suerte de otra persona, y eso es enloquecedor. "La gente desafortunada aprende a elegir las plazas de aparcamiento en los lugares más lejanos, dejando los lugares para las personas que son afortunadas", concluye Kirman.

Cuando la confianza en la suerte juega en su contra
 Por supuesto, la fe en la propia suerte no siempre es una buena cosa. Por ejemplo, en los juegos de azar, la racha de la buena suerte nunca son lo que parecen. Consideremos el ejemplo de las apuestas deportivas en linea. Juemin Xu, una estudiante graduada en el University College de Londres, y su consejero (supervisor), el psicologo experimental Nigel Harvey, analizaron una base de datos del 2010, que contenia 565 915 apuestas deportivas, hechas por 776 jugadores digitales (en línea). Se obtuvieron datos que no coincidian con las leyes de la probabilidad: los apostantes tenían más probabilidades de ganar después de ganar.
Estas rachas de suerte no eran sobrenaturales, argumenta Xu; Fueron generados por la "falacia del jugador"; la noción generalizada pero equivocada de que su suerte debe cambiar.
 Pensando en que una pérdida es inminente despuées e una serie de victorias, los jugadores (apostadores) harían apuestas más y más seguras, generando una carrera aún más larga de victorias. Por desgracia, los jugadores no ganaron mucho dinero en estas series: con el tiempo, ellos de todos modos apuestan para perder a la institución (casa). "La mejor estrategia en los juegos de azar, es controlar las perdidas", explica Xu.

La Suerte contra la Seguridad
Teigen señala que, en muchas actividades, la suerte es lo opuesto a lo seguro. En un estudio realizado, él reveló que las personas que tienen en sus experiencias historias de suerte son a menudo aquellos tomaron un montón de riesgos graves, pero a menudo descuidados (osea, casi sin pensar). Por ejemplo, un parapente terriblemente inexperto le dijo que había evitado un accidente (naufragio). En última instancia, este método (o enfoque) para cortejar la suerte puede volverse en su contra. "Soy un poco cauteloso en desearle a la gente la buena suerte, admite él. Porque prefiero que estén a salvo que ser afortunados".
              
Cómo ser más afortunados
El truco (o "secreto") posiblemente consiste en encontrar aquellas áreas de la vida donde no haya necesidad de tomar riesgos y al mismo tiempo resultar ser una una persona afortunada. A principios de la decada de los años 2000, Wiseman concluyó su estudio de muchos años de las personas afortunadas y creó la denominada: "escuela de la suerte". Allí, él les proporcionaba, a las personas desafortunadas, ejercicios, mediante los cuales ellos aprendían a notar el potencial de algo, a escuchar la intuición perceptiva, a tener una visión optimista y no agobiarse en los errores, en otras palabras, a hacer todas las cosas que hacen las personas afortunadas. Después reveló que, un mes más tarde, el 80% de los estudiantes de su escuela comenzaron a considerarse ser más felices y más afortunados.
Una de las medidas más sencillas que Ud. puede emprender para mejorar su suerte, es darse una "sacudida". Piense en el caso de buscar estacionamiento (o aparcamiento). Si Ud. siempre, por defecto, busca entre los lugares apenas tolerables, nunca encontrará realmente un buen lugar. Los mismos esquemas de accción pueden efectuarse tanto en el trabajo, en el hogar o en la vida social. Para añadir una variedad en su vida, uno de los sujetos de Wiseman, antes de ir a una fiesta, eligió un color determinado, y luego se presentó (familiarizó) con todos aquellos que vestían su ropa del mismo color. Y otro, a menudo cambiaba su ruta para ir al  trabajo.
Sin embargo, es mucho más difícil aprender a no agobiarse en los casos, cuando no se tiene suerte. Los estudios efectuados demostraron que las personas que han sido víctimas de violencia o que hayan sufrido un accidente, por regla general, constantemente se hacen preguntas como: "¿Por qué yo?" o "¿Qué hice mal?". Esta estrategia es adaptativa para aplicarla sólo en el caso de que la víctima pueda aprender algo de nuevo, que le ayudará en el futuro para evitar casos similares. Pero esto no suele ocurrir, por lo que a las personas sólo les queda, que envidiar, dedicarse a la auto-culpa, y a atormentarse con los pensamientos inútiles e invasivos.
Sin embargo, ciertos tipos de acontecimientos desafortunados, incluso los muy graves, parecen resultar  en el espejo-opuesto (osea, en pensamientos contrarios simétricos).  Teigen y sus colegas leyeron entrevistas de 85 turistas noruegos que estaban de vacaciones con sus familias en el sudeste de Asia en el invierno de 2004. Cuando se desencadeno el devastador terremoto y el tsunami, sus vidas y las vidas de sus hijos fueron puestas en riesgo, y sus vacaciones navideñas arruinadas. No tuvieron suerte, ¿verdad? Pero no desde sus puntos de vista. Después de dos años, el 95% de las personas, de entre estos turistas, afirmaron que tuvieron la suerte de sobrevivir y que no tuvieron la buena suerte con la elección del tiempo para el viaje. (El 5% restante dijo que en ellos se combinan la suerte con la mala suerte).
Teigen sostiene que para determinar si el evento tendra éxito o no, es necesario comparar lo que pasó realmente con una alternativa hipotética que se puede imaginar. La gente, que se preguntaba "¿Por qué yo?" hacian comparaciones  ascendentescon los que no fueron objeto de violencia o  que evitaron accidentes.  Mientras que las personas que se alegraban por tener la suerte de sobrevivir, se comparan en una dirección descendente con los que el destino les fue peor. Ambas opciones son interpretaciones válidas (osea que tienen derecho a existir), pero la comparación ascendente le ayuda a la persona a no perder el optimismo, que le causa un sentido vivificante de gratitud y crea una narrativa en la que la persona se convierte en un protagonista afortunado de la historia de su propia vida.
Recuerde a George Bailey, el héroe de la pelicula "Es una Vida Maravillosa". Donde el abraza la vida de nuevo después de que un ángel le lleva a una gira de lo que el mundo habría sido si él nunca hubiera nacido. En un estudio del 2008, los cientificos descubrieron que aquellos que pasaron por un experimento de pensamientos similares - especularon acerca de las rutas alternativas de la vida, donde no habia, por ejemplo, un evento tan positivo como la familiarización con el futuro cónyuge - que al final resultó ser "un poco mas feliz", que aquellos que simplemente pensaban sobre el evento positivo en si. El ataque de la felicidad, lo que los investigadores le denominan "El efecto de George Bailey", ocurre de la sorpresa de que algo bueno puede sucederle a Ud.
Cuando los tiempos son difíciles, puede parecer frívolo cultivar una creencia en la buena suerte. Pero los psicologos afirman que esta fe puede proporcionar un efecto mágico, que cura nuestras heridas y que nos da otra oportunidad de tener éxito, independientemente de que hayamos sobrevivido a un bombardeo o sencillamente haber estado en una mala fecha.

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Traducido y adaptado por Mauritz.

(Ref.: Sravni.ru; Nautilus; Newochem)
  


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